Leyendo muy temprano el diario global en español El País encontré una noticia, que hace referencia a ciertos post en este blog, en otros amigos y el el website (www.alreadybiz.com); sobre como el uso de la computadora/ordenador provoca cambio socioculturales profundos cambiando hábitos y costumbres en quienes los utilizan de modo constante (a veces adictivo, dijo un profesor de una prestigiosa universidad rosarina) generando brechas digitales y en la sociedad según los niveles de acceso a las nuevas herramientas informáticas.
A pesar de que generan una aventura fantástica constante al descubrimiento y una manera nueva manera de relacionarse/vincularse a través de redes sociales con lo que esta actividad ilimitada genera; les comparto que es una de mis pasiones ir a las librerías más recónditas de la ciudad a buscar material o artículos de interés y encontrarme con un mundo diferente y lleno de magia, de olor a papel … a esa tinta que desprende sabiduría de escritos … a esas encuadernaciones que son únicas, todo se transforma y mejora pero ¿porqué no conservar ambas maneras de poder leer y complementarlas en la búsqueda de la complejidad del pensamiento subjetivo.
Cuando entrevistaron a «José Antonio Millán es escritor y coordinador del informe La lectura en España», surgieron conclusiones muy interesantes para los lectores de la web, del blog y curiosos navegantes; leer es una actividad neurológicamente compleja. Cien años después nunca ha habido más libros, pero ahora se anuncia que lo que va a desplazar al papel es la lectura en pantalla: en ordenador, en teléfonos avanzados o en esos aparatos llamados lectores de e-books, libros-e o (como acaba de proponer el académico Darío Villanueva) portalibros.
Los lectores electrónicos además aplanan el texto, suprimiendo las distinciones tipográficas y espaciales que lo jerarquizan a los ojos del lector. Hay que señalar que aquí radica también una de sus ventajas, porque permiten aumentar el tamaño de la letra para lectores con problemas de visión, pero en productos textualmente complejos como los periódicos la jerarquización tipográfica es vital.
William Powers, columnista de la revista estadounidense The Nation, llamaba recientemente al papel «el arma secreta de los periódicos»: «La mayor fuerza del papel reside en el hecho de que la mente se asienta en un estado de tranquilidad apaciguada que da lugar a reflexiones más acertadas. Ese estado es mucho más difícil de lograr cuando se lee en formato digital donde la información es infinita y donde existen tantas actividades posibles en cualquier momento».
Bienvenidos sean los libros electrónicos, que nos permitirán leer documentos larguísimos sin imprimirlos, y buscar palabras en sus páginas, como también la lectura en la pantalla del ordenador, porque en muchos casos constituirá la única opción para leer obras a las que si no no podríamos acceder. Pero podemos estar seguros de que esta lectura nunca será «lo mismo» que la que habríamos llevado a cabo en papel: podrá ser suficiente para nuestros fines, podrá ser placentera, pero nunca será igual. Y sólo ahora estamos empezando a descubrir de qué maneras.